Bodega de Familia celebra los 15 años de su Alegre Gran Corte

Monte Quieto, fundada por Agustín Casabal y Matilde Pereda, sale al mercado con la edición 2020 de uno de sus vinos más emblemáticos. Junto al enólogo Leonardo Quercetti concibieron un corte que muestra gran personalidad y estilo, elaborado con las mejores uvas de sus viñedos de Agrelo, Ugarteche y Vista Flores.

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La de Monte Quieto, Bodega de Familia, es una historia de amor que empezó hace más de 20 años, cuando Agustín y Matilde juntos llegaron a Luján de Cuyo, Mendoza, y encontraron en Agrelo su lugar para dar vida a su pasión por el vino y para afincar allí su vida familiar. 

Monte Quieto tiene dos características: sus vinos de corte, a los que Agustín y Matilde no dudan en caracterizar como más complejos y equilibrados que casi todos los monovarietales.   

“Gracias a la combinación de variedades o de una misma variedad, pero extraída de diferentes suelos, obtenemos vinos aún más completos”, observa Agustín.

La segunda particularidad de Monte Quieto es la elección desde sus inicios del Cabernet Franc, como principal emblema de sus vinos, poco frecuente hace 20 años en los viñedos y vinos argentinos.

“En Mendoza, dada la particular madurez que alcanza esta uva, sus aromas y sabores ya cautivan desde la viña y se fortalecen en la bodega, entregando una expresión delicada en la copa”, destaca Matilde.

Actualmente, Monte Quieto elabora tres líneas de vino -Quieto, Alegre y Enlace-, todos con enología de Leonardo Quercetti, producidos íntegramente de uvas propias, celosamente cuidadas y recolectadas a mano. El respeto a las tradiciones de la viticultura de Mendoza da por resultado vinos que conservan y aseguran la expresión más pura y directa de los terruños que le dieron origen. 

“Elaboramos todos los vinos con uvas de nuestros propios viñedos, en los que básicamente tenemos Cabernet Franc, Malbec, Syrah y muy poquito de Cabernet Sauvignon”, señala el enólogo.

Los viñedos y sus vinos

La primera finca que dio vida a los vinos de Monte Quieto fue Odisea, ubicada en Agrelo, Luján de Cuyo, a 950 msnm. Entre 2001 y 2002 plantaron sus primeras 16 hectáreas. Encontraron las condiciones ideales para la perfecta expresión del Cabernet Franc, gracias a un suelo franco limoso en superficie, poco profundo y con un fondo de canto rodado, típico suelo aluvional de Mendoza.

Unos años más tarde decidieron sumar otras dos fincas: una en Ugarteche y otra en Vista Flores. Así, comenzaron a trabajar con la diversidad de los terruños además de la complejidad desde el corte de varietales.

La finca Los Hermanos, ubicada en Ugarteche, posee suelos mayormente arenosos, con poca arcilla superficial, muchas piedras, profundos y permeables. Allí poseen un viñedo de Malbec, de 45 años de antigüedad, y también plantaron Cabernet Franc y Syrah

Finalmente, Finca los Barrancos (Vista Flores, Tunuyán) se destaca por estar en una zona de mayor amplitud térmica y con otoños más fríos. Los suelos son de textura arenosa, esqueléticos y bastante profundos que permiten el desarrollo de un buen sistema radicular. Fue el lugar elegido para cultivar el Malbec.

Con uvas provenientes de las tres fincas, Monte Quieto elabora los ejemplares de sus líneas Quieto (Rosado, Malbec, Cabernet Franc y Syrah), Alegre (Gran corte de Cabernet Franc, Malbec, Syrah y Gran Corte Blend) y Enlace.

Monte Quieto Alegre Gran Corte 2020

A 15 años del primer lanzamiento Monte Quieto Alegre Gran Corte, llega esta añada 2020: un corte 43% Cabernet Franc, 35% Malbec y 22% Syrah, elaborado con uvas provenientes de los tres viñedos de la bodega.

Alegre Gran Corte es la síntesis, la quintaesencia de la bodega. Es de los primeros cortes que se hicieron en esta casa y el que más esfuerzo nos representa. Está conformado por entre diez y doce componentes distintos ya que trabajamos con parcelas separadas y diferentes de las tres fincas, que además son de distintas variedades. Los varietales elegidos -Cabernet Franc, Malbec y Syrah- son los que nos representan”, explica el enólogo Leonardo Quercetti. Asegura que “se trata de un corte elaborado a partir de una rigurosa selección en el viñedo”.

“Es el vino que más vendemos -destaca el enólogo-. En Estados Unidos se ofrece por copa en una conocida cadena de restaurantes. Y hacemos todos los esfuerzos para lograr el mayor volumen y la mejor calidad”, concluye.

Notas de cata

Con una crianza de 12 meses en barricas de segundo uso y una estiba de 9 meses en botella antes de ser comercializado, este blend pleno de aromas, resulta muy atractivo en nariz, donde aparecen ciruelas, frutos secos y notas mentoladas. En boca se destaca por su equilibrio y excelente acidez. De cuerpo medio, amplio y fresco, refleja notas herbáceas y especiadas que, enlazadas con la fruta, ofrecen una complejidad única. 

Precio sugerido en vinoteca: $ 1850

Una historia singular

Agustín y Matilde se conocieron gracias a su curiosidad por el vino. Ese gusto compartido los unió. Llegaron a Mendoza en la primavera del año 2000. Encontraron su lugar en una finca sobre la calle Cobos en Agrelo, el epicentro de la que sería una larga y prolífica vida familiar y vitivinícola. 

“Estaba la casa y la finca de 18 hectáreas, en la que solo había 3 hectáreas de parral de uva blanca. Encontramos este casco de estancia en Agrelo, que es donde hoy tenemos nuestra vida”, recuerda Agustín. Y Matilde agrega: “Cuando vimos la casa, enorme, de adobe y del año 1880, comenzó nuestra fantasía de vivir acá”, agrega Matilde.

El crecimiento de Monte Quieto, Bodega de Familia se dio en forma paralela al de la familia. El mismo invierno que plantaron la primera parte del viñedo, nació su primer hijo. En el año 2003 nació la segunda hija y tuvieron la primera cosecha de su finca en Agrelo. Los nacimientos de las siguientes dos hijas acompañaron el crecimiento de la bodega y la creación de nuevos cortes.

“Este lugar y lo que hacemos nos cambió la vida radicalmente. Hoy tenemos nuestros vinos, nuestros viñedos y nuestros hijos, y vivimos muchos años acá”, se enorgullece Agustín.

“Todo se trata de tiempo, de esperar, de paciencia y creatividad. Tuvimos la suerte de acompañar este proyecto del vino con nuestro crecimiento de familia. Todo este estilo de vida tiene una gran poesía, el contacto con la naturaleza, la vida de campo, levantarse al amanecer. Es un gran privilegio”, resume Matilde.

Hoy, ellos continúan trabajando con el mismo amor y pasión del primer día para que Monte Quieto siga logrando vinos de excelencia.

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