“Estuve 65 años detrás de este mostrador, hicimos esto con tanto esfuerzo, nos casamos con una mano atrás y otra adelante, así construimos esto que ahora los nietos continúan con tanto amor y tantas ganas”, dice María Ángela mientras se le nublan los ojos.
Ella es más conocida como Doña Cuca, esposa de Emilio Cortez fundador de maní Cortez, la empresa que fue la base de Zíngara, la fábrica de snacks más conocida de la provincia y la que pasó por los paladares de cada tucumano que haya celebrado un cumpleaños en la capital provincial. Ellos dos son la prueba clara del axioma de que todo se construye mejor en familia.
Hace 38 años, Luis Cortez se plantó frente a su padre con una idea que en principio no fue aceptada por el patriarca, armar una empresa de snacks que abasteciera a toda la provincia, ocupando un nicho de mercado, hasta ese entonces, prácticamente, vacío.
Al día de hoy y con la dirección de la empresa a cargo de la segunda y tercera generación, Zingaras mutó hacia una profesionalización de sus socios y de cada área empresarial, para perfeccionar e incrementar la producción y la organización de la empresa. “Buscamos que cada vez podamos ir detectando el rol más específico y la mayor capacidad o aptitud del socio para llevar adelante alguna de las tareas propias de la organización” asegura Sebastián Cortes, uno de los hermanos que forma parte de la dirección de la empresa.
Pero la profesionalización conforma solo una parte de esta transformación que implementó la marca. El espacio físico de la firma también experimentó un importante cambio, trasladándose desde Ciudadela, en la capital tucumana, a Tafí Viejo. El objetivo de dicha mudanza fue buscar disminuir costos e incrementar la producción, algo que se cumplió a la perfección.
“Impositivamente, la cuestión municipal en Tafí Viejo es más beneficiosa que en Tucumán. Sin embargo, nuestro foco era lograr un espacio más funcional y en donde los procesos sean más lineales y tengamos un menor gasto de energía en el desarrollo de los mismos. Solo esto ya nos dio resultado positivo, incrementando la capacidad productiva hasta a un 30% más de lo que veníamos produciendo y sin haber hecho ningún tipo de inversión, simplemente con la alineación de procesos gracias a la mudanza” afirma Cortes.
Sin dudas que este fue un punto altamente positivo para la firma tucumana, más teniendo en cuenta los tumbos que sufre la economía desde fines del trimestre del año pasado y que viene golpeando a las empresas.
“La economía atraviesa por unos meses bastantes complicados, en nuestro caso sufrimos el ‘septiembre negro’ del año pasado en donde las ventas y el negocio sufrió un fuerte golpe. De a poco nos fuimos reacomodando y en un balance del primer cuatrimestre de este año, te puedo decir que las ventas están por abajo, pero no tan fuerte como a fines del año pasado” afirma alarmado quien es uno de los propietarios de los snacks tucumanos.
Sin embargo, el optimismo reina en la empresa y en la familia Cortes el horizonte está claro: convertir a Zingaras en la marca de snacks líder en el NOA: “Nuestro objetivo a largo plazo es lograr un mayor posicionamiento en el mercado regional. Trabajamos en ello apelando al restyling de envase y de la marca misma, a lograr nuevos canales de comercialización y apostando a la innovación, en todo sentido, de la marca Zingaras.