No fue solo el calor y el cambio de temporada por lo que se adelantaron las rebajas, sino que fue el estancamiento en las ventas lo que forzó a los negocios y locales comerciales a adelantar las rebajas para poder recuperar las inversiones realizadas.
La inflación generó una disminución en el consumo y empuja constantemente a los comerciantes a intentar deshacerse de la mercadería lo más rápido posible o a generar ofertas de hasta un 50% para poder vender.
La situación actual por la que atravesamos, con una marcada inflación, obliga a los consumidores a optar entre los productos de mayor necesidad, descartando de esta manera el resto, según lo que comentó la economista Jessica Lucas.
"Los servicios subieron y los alimentos también. A la hora de elegir, los consumidores prefieren ceder gastos que no son necesarios, como la ropa. Sin embargo, el sacrificio tiene fecha de vencimiento. Por ahora se adaptan a la suba de precios y esperan a que todo pase", declaró Lucas.
"Los argentinos entienden que este ajuste es un proceso que puede durar al menos un año. Se aguantan y se adaptan teniendo en cuenta que será por un período corto, como se anunció. Pero si esto se sostiene en el tiempo va a generar disconformidad, porque significará bajar la calidad y el nivel de vida", concluyó la especialista.