Un hecho que pasó inadvertido para los porteños son los paros de colectivos en varias ciudades del interior. Se trata de un conflicto no resuelto que los medios nacionales de comunicación, asentados en la capital, lo toman con una mera noticia local. Sin embargo, su impacto es masivo y tiene origen nacional.
El paro de colectivos urbanos en el interior se produce por la confluencia de dos factores. Por un lado, el convenio colectivo de trabajo para el transporte urbano lo firman la Unión Transporte Automotor (UTA) y las cámaras empresarias con parámetros de la Ciudad de Buenos Aires para ser aplicado en todo el país. El otro factor, es que a partir de este año se desactivó el mecanismo a través del cual el gobierno nacional subsidiaba el boleto de colectivo en la región metropolitana y las provincias.
¿Es viable pretender aplicar las mismas remuneraciones a todo el país? Una manera de abordar este interrogante es comparando las diferencias salariales según regiones del país. En este sentido, según la encuesta de hogares del INDEC se observa que:
En la Ciudad de Buenos Aires la remuneración promedio en el conjunto de las empresas privadas asciende a $28 mil mensuales. En las provincias del norte argentino esta remuneración es de $15 mil mensuales. Esto significa que en la Ciudad de Buenos Aires se paga casi el doble de salario que en las provincias del norte.
Estos datos muestran que en la Ciudad de Buenos Aires se pagan salarios mucho más elevados que en las regiones menos desarrolladas. La explicación es la mayor productividad ligada al tamaño de mercado, la formación de los recursos humanos, la infraestructura y las mejores tecnologías e innovación, entre otros factores. Frente a brechas de productividad tan grandes resulta inviable para un amplio espectro productivo del interior aplicar un convenio colectivo centralizado definido según los parámetros de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero esto no solo queda ahí, resulta que, según el último informe brindado por el Ministerio de Trabajo de la Nación, se destaca que los trabajadores tucumanos del sector privado percibieron el semestre pasado unos $ 22.426 en promedio. Esto indica que dicha remuneración se ubica entre las tres más bajas de la república y sólo por arriba de las que se pagan en Santiago del Estero ($ 21.087) y Misiones ($ 21.671).
Los números del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) marcaron una remuneración media nacional de $ 31.898, con un incremento interanual del 27%. De acuerdo a este sistema, Buenos Aires se encuentra entre las cinco provincias con mejor salario promedio, ascendiendo a $37.122.
Lo cierto, es que el caso de los colectivos es sólo un testimonio de un problema muy antiguo y generalizado del modelo de negociación colectiva en Argentina. El Estado otorga el monopolio del poder de negociación a un solo sindicato central, que puede ser por actividad, rama u ocupación. Estas entidades y sus pares representantes de los empleadores suscriben acuerdos que tiene extensión automática y obligatoria a todas las empresas, independientemente de si los empleadores y empleados están asociados a las entidades que firman el convenio colectivo.
Como el tejido productivo es muy heterogéneo, para muchas empresas –especialmente las pequeñas que son las prevalecientes en el interior– los salarios fijados en los convenios colectivos resultan imposibles de pagar. Esta es una de las principales razones por las cuales en el norte del país más de la mitad de los asalariados privados trabajan en la informalidad.
La solución de fondo es romper con la anacrónica regla de imponer convenios colectivos centralizados a todo el país. Un paso importante se daría si la Secretaría de Trabajo habilitara instancias de negociación a nivel descentralizado. Así, se podrían adaptar los salarios a las condiciones de cada lugar, tanto en la modalidad de los servicios, los costos de vida de cada ciudad y la situación fiscal de cada municipio.