Tal como se venía anunciando en números anteriores, científicos del Conicet y del INTI venían desarrollando experimentos en escala controlada del uso de residuo de caña de azúcar como combustible.
Pero, esta vez, una empresa santafesina aceptó probar el nuevo proyecto a escalas industriales. El último paso para poder lanzar esta innovación energética como una alternativa seria a los combustibles tradicionales.
Además, estaríamos hablando de un nuevo producto industrial derivado de la caña de azúcar, que generaría nuevas fuentes laborales y la consecuente inyección de dinero al mercado comercial.
El experto del INTI, Guillermo Martínez Pulido, destacó que la aplicación de esos residuos como combustible estandarizado (pellets) “puede dar una mayor confiabilidad y diversificar el consumo hacia la media y baja escala, incluso para aplicaciones domésticas en reemplazo del gas licuado de petróleo y el gas natural”.
“Es una alternativa no sólo para darle valor agregado y diversificar la actividad cañera, sino para suplir la demanda energética creciente en todo el país”, añadió Martínez Pulido.
El INTI destacó que el cultivo de la caña de azúcar es la base de la economía regional en el noroeste argentino, con 365.000 hectáreas cultivadas, 45.000 puestos de trabajo directos y una producción anual de 20 millones de toneladas por molienda.
Martínez Pulido remarcó que, en contraposición de su impacto industrial en la región, “los residuos que se generan no son aprovechados, lo que implica un problema ambiental que se acentúa a medida que la producción crece”.
Los especialistas de la Unidad Técnica Valorización de Recursos Biomásicos de INTI-Tucumán llevaron adelante el primer ensayo a escala industrial de conformado de pellets en la ciudad santafesina de Rafaela.
Las pruebas se realizaron con máquinas disponibles en el mercado, lo que permitió reunir pautas técnico-económicas para diseñar en el corto plazo un modelo de negocios rentable, con miras al desarrollo de “un nuevo biocombustible para aplicaciones industriales de alcance regional, que cumpla con los estándares mínimos de calidad para su uso en equipos de combustión”.
El ensayo se implementó a partir de la articulación entre el municipio tucumano de Simoca, productores cañeros, una empresa fabricante de máquinas pelletizadoras y el INTI, a través de los centros de Tucumán y de Energías Renovables.
Si bien estudios estadísticos acuerdan sobre el potencial de estos residuos azucareros, las tecnologías para su aprovechamiento aún no han sido validadas por la propia industria azucarera, y el único antecedente es el uso parcial en su estado natural en calderas bagaceras de ingenios, concluyó el Instituto.