Finalmente, comienza a verse una suerte de "fin de fiesta" para el turismo emisivo, aquel que el año pasado derivó en un déficit de más de u$s10.600 millones, producto mayormente del uso de tarjetas de crédito en el exterior.
En momentos en que el mercado está en plena convulsión, con un dólar que viene marcando récords y que la estrategia del Banco Central sobre el tipo de cambio genera incertidumbre, el escenario ahora juega totalmente en contra del fenómeno que venía impulsando, cada año, a que más de 5 millones de argentinos cruzaran la frontera.
Durante mayo, cuando se inició la corrida cambiaria, los propietarios de agencias de viajes ya habían comenzado a notar una importante merma en el nivel de consultas y ventas de paquetes.
Martín Romano, country manager de la agencia española Atrápalo, afirmó que a lo largo del mes pasado, "hubo interesados que, al ver cómo subía el dólar, prefirieron no avanzar con la compra".
Al encarecimiento general del turismo internacional, Romano agregó otro factor clave que siempre castigar a esta actividad: la incertidumbre. Sumadas todas estas variables, el sector terminó operando en mayo con una baja de la demanda cercana al 15%.
Tras el anuncio del acuerdo con el FMI, había referentes que esperaban que las ventas de paquetes y pasajes se estabilizaran y dejaran de caer.
Entre estas empresas, el consenso era que una depreciación del peso como la que se había acumulado hasta mediados de mayo, del orden del 35% desde comienzos de año, era "manejable", debido al nivel atraso cambiario del que se venía.
Por eso, para los directivos de agencias, lo más importante era recuperar la certidumbre. Pero nada de eso ocurrió. El "súper dólar" rompió con los pronósticos: la profundización de la devaluación, que llevó al billete verde a perforar el techo de los $28, volvió a cambiarles la ecuación.
"La divisa parecía que se empezaba a estabilizar y durante unos días vimos que la gente volvía a recuperar poco a poco la confianza. Pero cuando se producen disparadas como la que vimos estos últimos días, la demanda directamente se plancha", apuntó Romano.
"Cambió todo el escenario", recalcó el directivo, quien afirmó que la devaluación acumulada en lo que va del año, ahora del orden del 50%, ya le sacó al menos 30 puntos a la mejora salarial.
En lo que se refiere exclusivamente a venta de paquetes y pasajes, según Romano, ya se está operando con un nivel de caída interanual del 20% en términos de volúmenes, compensado en parte a nivel facturación por el mayor valor de los paquetes y pasajes en pesos.
La devaluación, además de provocar el encarecimiento del turismo en el exterior, generó otro efecto, que para los economistas es positivo: el abaratamiento de los servicios locales.
Según la consultora Radar, la industria asociada a los viajes en el mercado interno venía de cerrar 2017 con números positivos, de la mano de una suba del 8% en la cantidad de viajeros. "La mejora del tipo de cambio para el sector podría alentar la llegada de extranjeros y, al mismo tiempo, desincentivar el turismo emisivo", plantearon desde la consultora Radar.