Tarde ajetreada en pleno microcentro tucumano: como suele suceder cada principio de mes, la gente va y viene recorriendo los locales del principal paseo comercial de la capital. Es allí, justo en una de las galerías que forma parte del corazón de ese paseo, donde se encuentra apostada Cipriani, una de las joyerías más tradicionales de la provincia.
Con un camino recorrido que está a punto de cumplir los 70 años, la joyería y también relojería, encuentra a los Cipriani en pleno puesto de trabajo, recibiendo a los clientes en su local y, con una sonrisa de por medio, atienden todas las consultas. “Una de las características fundamentales de nuestro negocio es la buena atención, el buen trato y la credibilidad que le brindamos a nuestros clientes” asegura Bruno Cipriani (hijo).
Junto a su padre, Bruno también, y a su madre, se encuentran atrás del mostrador ayudando a una de sus empleadas en la atención a los clientes, -justamente- una de las particularidades de la familia. “Una de las principales bondades y beneficios de trabajar en familia es la confianza que hay entre nosotros. Saber que al lado está mi papá o mi mamá y que para ellos estoy yo es un beneficio en este negocio” asegura Bruno (h).
Mientras asiente con la cabeza lo que acaba de afirmar su hijo, para el padre llega el tiempo de ir soltándole la mano de a poco a su hijo para que se haga cargo del negocio. “Mucho trabajé hasta aquí, quiero empezar a descansar y por eso, de a poco, él (por su hijo) se va haciendo cargo del negocio aliviándome un poco” asegura entre risas, quien siguió con la herencia de su padre y ahora le transmite lo mismo a su hijo, la tercera generación del negocio.
El negocio de los Cipriani arrancó cuando, en 1960, Hugo Elio llegó a Tucumán para instalarse e iniciar en el rubro de las joyas. Ya en el año 1994 lo continuó su hijo, Bruno, y hoy el local está a cargo de Bruno (hijo), conformando así la tercera generación al mando de la empresa.
Como los tantos locales comerciales del país, la joyería tucumana no le escapa a la crisis económica por la que atraviesa Argentina; y en la familia son cautos, aguardan que pase este momento tratando de no dar un paso en falso. “La verdad que es un momento complicado, no queda otra que esperar que esto pase y tratar de sobrellevar esta crisis. En lo que respecta al negocio, tenemos que comprar el stock justo y necesario, todo aquello que sepamos que se va a consumir, sin comprar de más generando un gasto innecesario y que hoy es difícil de recuperar” asegura Bruno (h).
Por último, el menor de los Cipriani a cargo del negocio afirma que debido al contexto nacional, es seguro que las ventas no superen a las del año pasado. Sin embargo, adelantó que son optimistas a lo que viene porque “siempre se dice que en el rubro joyería los primeros 6 meses son más o menos y los otros 6 meses son dulces porque están, por ejemplo, el Día del Padre, el Día de la Madre y es ahí en donde, con un par de promociones, apostamos fuerte”.