“Lejos del resto de los países maiceros y azucareros, Argentina sólo destina un 4% de la cosecha maíz para generar etanol. En una primera instancia, la suba del corte de la nafta gatillaría las inversiones y su derrame en el interior abriendo una oportunidad de desarrollo económico amigable con el medio ambiente. Sin embargo, esto sería sólo el comienzo de un larguísimo camino en la revolución del negocio de las energías hacia las fuentes renovables y al consumo responsable”, argumentó Corina en un artículo publicado el viernes pasado, titulado “El etanol argentino: la potencia aún silenciada”.
Los ingenios tucumanos pueden convertirse en un actor fundamental de la economía argentina durante los próximos años. Puede cambiar la forma de producir combustibles en el país, generar ganancias y por primera vez bajar el costo de producción de la nafta y el gasoil, en caso de que se imite el modelo de otros estados y se aumenten los cortes en combustibles.
Según un artículo publicado por la BCR la semana pasada, el 15,7% de la oferta primaria de energía de Brasil proviene de la caña de azúcar. Esto hace que el país cubra su matriz energética en 43,5% con energías renovables. Además, cuenta con un 72% de la flota de vehículos con motores flex.
“Para que Brasil llegase al 27% del corte de la nafta, ha recorrido un largo camino de incentivos políticos, vaivenes económicos y profundas articulaciones con los diferentes eslabones productivos que datan desde mediados de los años 30 a mediados de los años 70. Si bien Argentina aún está lejos de este modelo energético verde, se está avanzado en ese sentido y el futuro parece prometedor. De hecho, el corte se fue incrementando desde el 2010 con un 2,5% de corte hasta el 12% en el año 2016”, repasó Corina.
Para el 2017, el USDA pronostica un salto productivo anual de casi 20%. “Aunque manteniendo el corte del 12% en las naftas para el 2018, el crecimiento interanual llegaría al 6%, posicionando a la producción en 1.120 millones de litros de etanol”, indicó la especialista.
Para Corina, “la suba del corte del 12% al 15% gatillaría las grandes inversiones y su derrame en el interior. El gran salto del etanol vendría de la mano del maíz ante la indiscutible capacidad de nuestros suelos para producir el grano. En cambio, la caña de azúcar está muy difundida en el norte del país, donde las condiciones agroecológicas son propicias para el cultivo”.
Según los datos oficiales del Ministerio de Energía y Minería, el porcentaje de etanol a base de maíz en los últimos 3 años se encuentra en torno al 56% del total de etanol versus el 44% de la caña de azúcar. “Si bien el maíz sigue liderando la producción de etanol, su tasa de crecimiento fue mermando en los últimos años. Como se aprecia en el siguiente gráfico, si analizamos el periodo enero-mayo la tasa presenta un crecimiento decreciente, incluso para este año 2017 se observa un incremento de tan solo un 5% respecto al mismo periodo del año anterior. En cambio, el etanol de caña creció un 75% anual”, detalló Corina.
La demanda interna de etanol está cubierta, y actualmente hay una capacidad ociosa entre el 10 y el 15% en las 14 compañías productoras del país. “En base a las estimaciones del USDA para el 2018 con una producción de 1.120 millones de litros se cubriría esa capacidad ociosa, pero manteniendo el 12% (de corte) no se esperan ampliaciones de plantas o inversiones en nuevas. Cabe aclarar que la escala es clave para la viabilidad de una planta de etanol y esto implica una inversión de al menos 30 millones de dólares para la puesta en marcha de la empresa”, indicó la técnica de la BCR.
En Argentina hay 14 plantas elaboradoras de etanol, cinco a base de maíz y nueve a base de caña de azúcar que produjeron un total de 889.945 m3 en 2016. La provincia de Córdoba lidera el ránking de producción con el 39% del volumen total, contando con cuatro plantas de etanol a base de maíz.
“El empleo de etanol en el parque automotor sería un gran paso”, en el camino de limitar las emisiones de carbono al que se ha comprometido Argentina en el Acuerdo de París, señaló la analista. “El etanol, diferencia de los combustibles derivados del petróleo, presenta una elevada concentración de oxígeno que permite una combustión con menores residuos contaminantes. De esta manera, se mitiga la emisión de gases con efectos invernadero y de micropartículas en la atmósfera”, explicó. “El etanol a base de maíz puede reducir hasta un 30% las emisiones de CO2 en comparación con el combustible tradicional, mientras que el de caña varía entre un 70 y 90%”, agregó.
“El hecho que Argentina incorpore el etanol a la matriz de energía es recién el comienzo de un larguísimo camino en la revolución del negocio de las energías hacia las fuentes renovables y al consumo responsable”, consideró Corina.