El tipo de cambio real apreciado está impulsando el turismo emisivo y afectando al receptivo en Argentina. Con una moneda más fuerte, miles de argentinos eligen vacacionar en países vecinos, mientras que destinos locales como la Patagonia registran una caída del turismo.
Este fenómeno refleja un problema mayor: el impacto sobre la competitividad. Exportaciones en declive, mayor dependencia de importaciones y un posible ajuste cambiario a mediano plazo son algunas de las consecuencias. Aunque la estabilidad cambiaria ayuda a controlar la inflación, los costos para sectores productivos no pueden ignorarse.