Los propietarios de la Azucarera J.M.Terán, a cargo del ingenio Santa Bárbara se presentaron a concurso de Acreedores, tras las fallidas negociaciones que hubo con otras firmas que querían arrendar la fábrica. Así, el propietario del ingenio Santa Bárbara, Julio Colombres, intenta evitar la quiebra de la fábrica azucarera. No obstante, se agrava la situación de los obreros, que realizaron una asamblea ayer.
"Ayer la empresa J.M.terán informó que se presentó a un concurso de acreedores. Es un tema que se venía estudiando por la grave situación y no se hacía porque se estaba negociando con la empresa, pero se ha llegado lamentablemente a esta situación", confirmó José Coria dirigente de la Fotia.
Esta crisis viene desde hace tiempo afectando a los industriales Julio Colombres y José Agustín Colombres. Desde IN Tucumán, te informábamos (aquí) que los empresarios recibirían un subsidio por parte del estado para hacer funcionar al ingenio Ñuñorco. Ya en ese tiempo, nuestro medio detectó que la empresa a la que representan, Azucarera J.M. Terán SA, había emitido sólo el mes de mayo de ese año, más de 30 cheques sin fondos.
Finalmente, los tucumanos debieron desprenderse del Ingenio Ñuñorco a fines del año pasado, logrando apenas regularizar los sueldos de los empleados y esto, sumado a una finalización anticipada de zafra, llevaron a tomar tal decisión.
Por su parte, Coria aseguró que con esta medida se busca salvar la liquidación y en parte garantizar el pago de la deuda a los obreros. “Se garantiza, pero no es fácil cobrar una deuda. Además, nosotros tenemos mucha gente de temporada, contratada y ese es el problema que vamos a ver cómo se resuelve para los obreros el trabajo, porque la deuda, como dice el concurso, se garantiza pero son plazos largos y depende todo de la justicia. Dios quiera que haya algún oferente para que la justicia pueda determinar la posibilidad de la venta", indicó Coria.
Cabe destacar que el concurso preventivo (antes llamado convocatoria de acreedores) es una medida para evitar la quiebra. Cuando una empresa atraviesa dificultades económicas que le impiden continuar sus negocios regularmente -atender sus obligaciones- puede sortear la bancarrota mediante este mecanismo.
La apertura del concurso activa un esquema de prohibiciones y de prioridades, y produce la suspensión del trámite de los juicios y de los intereses que devengue todo crédito de causa o título anterior. Luego, abre un procedimiento de verificación de créditos. El pedido de verificación produce los efectos de la demanda judicial, interrumpe la prescripción, e impide la caducidad del derecho y de la instancia.
¿Quién puede “salvar” a la firma concursada? los acreedores o terceros registrados que primero presenten un acuerdo con la mayoría de los tenedores de créditos que equivalgan, a su vez, la mayoría del capital adeudado. Esta propuesta de salvataje o “cramdown” debe ser homologada por el juez del concurso, acto que implica el traspaso del control de la firma concursada al “cramdista”.