En un 2018 donde el impacto principal de la caída en actividad lo experimentaron los rubros de industria y de comercio, el grueso del golpe fue recibido por las empresas más pequeñas en esos sectores. En la última encuesta de "Realidad Empresaria 2018" de Ieral de la Fundación Mediterránea, un segmento importante del universo pyme considera que el año pasado terminará con una desmejora respecto del año anterior.
En las respuestas relevadas sobre fines de 2018, un 49% de los empresarios pyme consideró que su situación fue "considerable o moderadamente peor" que en 2017. En esa línea, un 41,5% del grupo de pymes más pequeñas (llamadas mipymes) estimó que las reformas tributarias aumentaron la presión impositiva a lo largo del año que finalizó.
En el frente monetario, el balance también es complicado. Las altas tasas de interés, que a lo largo del año desde el sector privado apuntaron como una de las principales trabas a la inversión privada, volvieron a estar en el centro de escena. Un 86% de las mipymes cree que el nivel de tasas terminará reflejado negativamente en el balance anual.
Para el año pasado, el impacto más fuerte percibido por las pymes fue el de rentabilidad. Luego de un tramo entre 2013 y 2016 en el que cerca de un 66% tuvieron expectativa de menor rentabilidad, el 2017 había cambiado esa cifra a 42 por ciento. En 2018, la tendencia volvió e incluso superó el promedio histórico: un 66% de las empresas esperaba cerrar 2018 con una disminución fuerte de la rentabilidad.
En lo que respecta a las dificultades que enfrentan las pequeñas empresas y emprendedores, el relevamiento indica que son de una escala estructural y para las que es difícil ver un un cambio de rumbo en el corto plazo. El 93% de las mipymes considera que la inflación es el principal obstáculo para que pueda crecer un negocio, seguida de la presión tributaria (91%) y la incertidumbre macroeconómica (86%).