¿Puede la crisis azucarera de Salta trasladarse a Tucumán?

En la provincia los gremios que nuclean a los trabajadores de la principal industria tucumana, están en alerta.

El cierre del Ingenio San Isidro, la empresa más antigua del país, y el despido del 10% de los trabajadores de El Tabacal, encendieron las luces de alarma en los gremios azucareros de la provincia de Tucumán, que esperan que la crisis no genere un efecto contagio en las factorías tucumanas.

Lo mismo pasa en Jujuy, donde los trabajadores del Ingenio Ledesma miran con preocupación la situación de sus vecinos salteños. Sobre todo lo ocurrido en el Tabacal que suele ufanarse de sus récord de producción casi todos los años y ahora habla, en su último comunicado de prensa, de una “situación de quebranto”, que lleva ya cinco años.

Lo que lleva a generar la pregunta ¿puede la crisis salteña trasladarse a Tucumán? La respuesta es compleja, por un lado podría decirse que sí, de hecho el ingenio San Juan, mantiene un conflicto grave con la FOTIA por una cuantiosa deuda a sus empleados, por otra parte es, hasta hoy, el único ingenio donde se presentaron problemas.

Además, a 90 días de la zafra, que es la época en que los ingenios no sólo no despiden, sino que contratan personal, no se avisora despido alguno y según revelaron fuentes gremiales a IN Tucumán el clima en la mayoría de los ingenios es bastante calmo pese a la crisis que hoy vive la vecina provincia.

La baja en el precio del etanol generó un cimbronazo importante en la industria azucarera provincial, no obstante los dueños de los ingenios, que advirtieron hasta el hartazgo que generaría la pérdida de fuentes laborales, no parece haber afectado a las refinerías tucumanas.

Entonces ¿cómo se explica la crisis salteña? La situación de Tabacal es compleja de analizar sin los números en mano. Pero la situación del Ingenio San Isidro está a la vista, los ingenios tucumanos modernizaron sus sistemas de producción, se volcaron masivamente a la producción de etanol e inclusive ahora encontraron una nueva fuente de ingresos a través de los pellets de bagazo, un residuo de la caña que antes se desechaba y hoy se convierte en energía sustentable. Nada de esto ocurrió en el tradicional ingenio San Isidro que fue quedándose en el tiempo y en la economía moderna, eso es una sentencia de muerte.

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