Sobre la mítica Ruta Nº 40, en el kilómetro 4.314, en el paraje de Chañar Solo en Colalao del Valle, en la cada vez más visitada Ruta del Vino tucumana y enclavado en los imponentes valles desde donde pueden distinguirse Salta y Catamarca, se halla en ejecución un nuevo emprendimiento hotelero y productivo que, de acuerdo al proyecto, ofrecerá hospedaje, gastronomía local y relax a partir de la próxima temporada de verano.
Alicia Ortiz y su marido Gustavo se consideran a sí mismos tuqueños. Ella es nacida en Jujuy y se convirtió en tucumana por adopción. En tanto que su esposo es porteño y también adoptó a Tucumán como su hogar. Hoy en día, un nuevo sueño que los entusiasma florece asombrosamente en el árido terreno que los une.
“Estamos enamorados de los Valles Calchaquíes y, en un momento de nuestras vidas, encontramos este sitio para vivir y utilizar como recurso. Pensamos que aquí faltaba oferta, infraestructura y por eso es que apostamos a Tucumán”, explica la emprendedora.
Si bien en un principio la idea era tener un viñedo propio para elaborar vinos artesanales, “luego pensamos que sería interesante poder avanzar un poco más, diversificar la inversión y ofrecer un lugar para hospedar a personas que lleguen a visitar estas maravillas. Pensamos en los paisajes, el clima, y la tranquilidad que se vive, y nos animamos a empezar a construir”, relata Ortiz.
Viñas del Chañar, nombre tentativo del emprendimiento que hace alusión a la gran extensión de vid y al paraje Chañar Solo, contará con dos plantas y once habitaciones con baño privado y comodidades, todo construido con piedra y madera de algarrobo, recursos propios de la zona. Dos de los dormitorios se encontrarán ubicados en la planta baja y contarán con total accesibilidad para personas con discapacidad, en tanto que las otras nueve habitaciones estarán dispuestas en el primer piso y ofrecerán vistas inigualables de los valles y las viñas torrontés y malbec.
Completarán el sitio un espacioso comedor con una chimenea para el invierno, una cocina con asador y horno ecológico, una recepción y, por supuesto, la gran amplitud de tierra para recorrer con huertas, granjas y viñedos. “Aquí el visitante podrá caminar, andar a caballo, ver animales, disfrutar de la vid, probar un vino, comer bien y estar muy bien alojado. Ofreceremos actividades como senderismo, cabalgatas, catas de vino y hasta incluso tomar té en las viñas”, revela la responsable del proyecto.
El objetivo primordial es brindar confort y la mejor experiencia posible a los visitantes. “Desde la planta alta podrán disfrutar de una mejor perspectiva del entorno y el paisaje. Los balcones también son un lindo lugar para tomar los desayunos o meriendas. Además, buscamos ofrecerles buena gastronomía, que incluya platos realizados con productos locales y regionales. Decidimos tener nuestra huerta, nuestra granja para que puedan ver cómo se cultiva, compartir la cosecha y mostrarles todo el proceso de las viñas. La idea es compartir con ellos nuestra propia experiencia”, detalla Alicia Ortiz.
Los emprendedores cuentan con el apoyo del Ente Tucumán Turismo para cumplir con los estándares que les permitan ofrecer una variedad de servicios que contemplen no sólo el alojamiento y la gastronomía, sino también las actividades que busquen impulsar como parte de la estadía de quienes deseen alojarse o pasar el día.