La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la actividad industrial fue una de las más golpeadas por la pandemia. Se registró una caída de 26,4 % en relación con igual mes de 2019. No obstante, se recuperó un 9 % en comparación con abril.
Con un total de 1.700 establecimientos manufactureros, el informe del Indec reflejó que solo el 38% pudo operar en el mes de mayo con normalidad, el 50% tuvo una actividad parcial y el 11% permaneció cerrado. Asimismo, en los primeros cinco meses del año, el sector fabril acumuló un retroceso del 16,3%, y en la construcción sucedió algo similar ya que la actividad de mayo resultó 48 % inferior a la de igual mes del año pasado y aumentó 99 % respecto a la parálisis total de abril.
Teniendo en cuenta estos datos, IN Tucumán entrevistó al economista Eduardo Robinson para saber cómo impactan estos datos en Tucumán. “El último dato de actividad económica dado a conocer por el INDEC, mediante el indicador Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), da cuenta de un derrumbe de la economía en abril de este año en relación con igual mes del año 2019. Es el reflejo del frenazo de la economía debido a los efectos sanitarios de la pandemia. Una economía que venía muy débil desde hace dos años a lo que se sumó esta situación, puso a la economía en situación de extrema fragilidad”, expresó Robinson.
En este contexto, explicó que “la economía de Tucumán, en gran medida, se ha visto beneficiada por el hecho de que empezó a normalizar la actividad económica y estacionalmente se encuentra en la etapa de mayor nivel de actividad por la zafra azucarera y citrícola. Sin embargo, es una economía que venía mostrando dificultades fiscales antes de la pandemia. Recordemos que en octubre del año pasado había solicitado auxilio financiero al Banco Macro, y en el mes de enero había solicitado la asistencia del Gobierno nacional, ahora la debilidad discal se acrecentó debido a la anemia en la recaudación tributaria”, manifestó el economista.
Por último, Robinson, concluyó que “Tucumán es una provincia que en los últimos años ha visto debilitarse significativamente la inversión, porque su economía tiene una alta presión fiscal y ha perdido sistemáticamente niveles de competitividad”, cerró.
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