En un contexto de reestructuración institucional, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) resolvió mudar su histórico programa de mejoramiento de Bovino Criollo, desarrollado en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Leales, hacia la sede del organismo en Mercedes, Corrientes. La decisión marca el final de una etapa clave para la genética ganadera del NOA.
El traslado incluye a más de 120 hembras de alto valor genético, muchas de ellas nacidas en Tucumán, y representa un cambio de estrategia en la mirada territorial del INTA. A partir de ahora, el programa continuará desde una de las principales zonas ganaderas del país, pero deja un vacío institucional, productivo y simbólico en el norte argentino.
El programa de Bovino Criollo fue fundado en 1959 y se transformó con el tiempo en un centro nacional de referencia en mejoramiento genético adaptado a condiciones adversas. La rusticidad, eficiencia reproductiva, docilidad y adaptabilidad de esta raza permitieron desarrollar cruzamientos exitosos, particularmente con razas índicas, aportando al crecimiento de la ganadería regional.
“Conservaba la genética de animales que históricamente se adaptaron al norte argentino”, destacan especialistas del sector. Sus resultados sirvieron de base para iniciativas en otras estaciones del INTA, como Balcarce y Chamical, y su genética fue valorada también en países vecinos como Bolivia, Brasil y Paraguay.
La medida sorprendió a técnicos, investigadores y productores que veían en este rodeo un patrimonio científico y productivo propio del NOA. Aunque el INTA asegura la continuidad del trabajo, su traslado a Corrientes deja a Tucumán sin un espacio clave para la investigación aplicada y el desarrollo local.
Con el cierre de este programa, el norte pierde mucho más que una línea técnica: se trata del cierre de un ciclo que combinó ciencia, tradición y arraigo, dejando huella en la historia productiva de la región.
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