Un mandato social impulsa hacia el éxito: para el ganador todo y para el perdedor nada. Hace siglos que se busca la piedra filosofal, el elixir para conseguir oro, curar enfermedades y lograr la inmortalidad. Hoy, se apuesta al conocimiento: aprender a ser, a aprender, a hacer y a convivir. Pero en la pirámide del éxito sólo hay lugar para pocos ganadores. La escuela castiga el fracaso con malas notas y el ganador es admirado, recompensado y tomado como modelo. Los mediocres pasan sin pena ni gloria y los peores o quienes no estudian son excluidos del sistema.
Nada fracasa como el éxito
Muchos ganadores dejan de aprender. La destrucción creativa es la fórmula del perdedor: mejorar lo que hace el ganador para vencerlo. El ganador sigue haciendo lo mismo porque le va bien. Cuando lo derrotan, aparece la frustración y el temor, no aprendió a perder. El valor se mide en la adversidad. La victoria tiene muchos padres, la derrota es siempre huérfana. La resiliencia -fortalecerse en la adversidad- y la comparación -benchmarking con el ganador- son cartas de triunfo.
La historia está llena de pérdidas afortunadas: Lincoln perdió 49 elecciones antes de ser presidente. Fleming ideó la penicilina viendo como el moho contaminaba su plato. Al caer nos apoyamos donde caímos. Así, la dificultad engendra la solución. La ostra transforma en ganancia el grano de arena que se filtra en su organismo. Lo rodea con un líquido que ella misma produce y crea la joya que todos admiramos: la perla.
Morder el polvo
La lección más barata es aprender de la derrota, aclarar los valores, ser más eficiente, más competitivo, sacar partido. El perdedor que aprende se ingenia para ganar ¿Qué conocimiento que rinde? ¿Cómo se adquirió? ¿Cómo se administra? La sabiduría reúne al conocimiento con la experiencia y crece con los desafíos y las derrotas. Pero hay derrotas buenas y malas. El que no hace no se equivoca pero tampoco aprende. Aprender es conocer la causa. El feedback con la realidad impide que perder se convierta en hábito. Buscar objetivos medibles a corto plazo es la clave. Ante lo nuevo no hay memoria ni reflejos sino ensayo y error. El hombre es el animal que choca dos veces con la misma piedra. El error bueno es el nuevo. Einstein definió la locura como pensar en mejorar haciendo más de lo mismo. Edison aprendió de sus 999 fallas en la invención de la lámpara eléctrica, lo que no debía hacer. Afirmó Pareto: “el 20% de los factores provocan el 80% del resultado”.
Vivimos llenos de exigencias
Ellas nos llevan, por la hiperconectividad a su crecimiento. La tendencia al exitismo produce la necesidad de no manifestar los malos momentos. Los fetiches de la felicidad transmiten mandatos sociales tiránicos que no son basados en teorías científicas o en hechos comprobados y uno de los mitos modernos es que hay que emprender. Lo que no se dice es que solamente el 10% de ellos son exitosos. Esto implica también un cambio de la terminología que se usa para referirse al tema, lo que antes se llamaba abrir un quiosco, ahora se denomina drugstore, al comerciante se lo denomina entrepeneur, al negocio en sí se le dice start up, y al que pone el dinero se lo llama business angel.
También existe una sobrevaloración del emprendedor, una tendencia a ver sólo los casos de éxito, que son los menos. En los medios y en las conferencias se tiende a mostrar el éxito de los que tuvieron una única experiencia exitosa. Hay que poder mirar más a la mayoría que fracasa y no logra despegar. Las historias de fracaso no son tan lindas, pero son las mejores para aprender y nutrirse de experiencia en la vida real. Si bien el que se anima a contarlo es bien visto en algunas ocasiones tampoco es bueno convertirse en una persona que fracasa en forma serial. El que teniendo una vida profesional corporativa, quiere emprender, debe saber cuándo es el mejor momento para hacerlo y cuánto es el tiempo que hay que destinarle al proyecto. Si el camino es el fracaso, hay que saber retirarse a tiempo y no terminar en la bancarrota.
Networking
Hoy ya no existe el emprendedor solitario, es necesario participar el establecimiento de una red profesional de contactos que le permita darse a conocer, escuchar y aprender de los demás, encontrar posibles colaboradores, socios o inversores. El coworking, es un modelo de organización que reúne en un mismo ámbito a empleados de distintas empresas, es la contracara del teleworking que consiste en trabajar desde el hogar. Parte del supuesto que la gente necesita interactuar. Esta plataforma de trabajo colaborativa implica un espacio real en común y otro virtual compartido, ya que cuenta con una app que sirve para gestionar los distintos servicios. Es como ir a un gimnasio al que puede adherirse desde un emprendedor individual hasta una empresa. Alquilar una oficina es el inicio de una experiencia de innovación, comunicación y relaciones.
La economía circular
Mottainai es una frase ancestral japonesa donde mottai acentúa lo valioso y nai cuando se lo niega por mal uso o desprecio. La sociedad de consumo es una creación del capitalismo para colocar nuevos productos haciendo obsoletos rápidamente a los antiguos. Así se depredan los recursos naturales. Una PC podría ser útil por muchos años, pero siempre aparece un nuevo software que la envejece. En Japón dicen: ¡qué pena, debería aprovecharlo! Tomaron conciencia del problema.
Las 3 R
El concepto Mottainai se basa en reducir, reutilizar y reciclar. Después de la segunda guerra mundial Japón era un país destruido y EEUU creaba nuevos productos incesantemente. Japón los recicló aplicando las 3 R. Lo hizo reduciendo el tamaño de los productos made in USA con lo que rebajaron sus costos. Reutilizaron el modelo exportador americano, lo importaron, lo copiaron y luego lo superaron. Reciclaron las partes usándolas en nuevos artefactos o como repuestos para las reparaciones.
Mottainaizar
Como el hombre es el que puede crear un nuevo orden social habría que mottainaisar su cerebro para que incorpore la inteligencia ecológica y social. Una nueva educación debería reducir los contenidos de los programas de estudio, disminuir el hábito de memorizar los detalles de manera que resalten los mapas conceptuales y la generación de ideas creativas. Como el conocimiento científico es interdisciplinario se deben reutilizar conceptos de una ciencia en otra para bajar el tiempo y el costo de las investigaciones. Así la cabina del avión fue utilizado como base para optimizar el quirófano de la sala de cirugía.
La victoria final se construye de pequeños logros y es posible reciclar los éxitos y los fracasos para aprender tanto del triunfo como de la derrota. Edison inventó la lámpara eléctrica en su experimento número 1000, mientras sacaba el máximo provecho de la adversidad como aprendizaje.
Debemos cambiar la educación y rejuvenecer el cerebro para que use de otro modo los recursos, lo que repercutirá en el campo social.
Gimnasia mental y social
El hombre educado con criterio social transfiere a las organizaciones y desde ellas a la sociedad, el concepto de que nada debe tirarse y que hay que guardarlo para usarlo después. El occidental, en cambio, es adiestrado para tirar a la basura lo que no ve útil, no está de moda u ocupa mucho espacio. Esta falta de reciclado incrementa la contaminación residual y sostener la montaña de cosas que no se tiran y que no tienen utilidad inmediata es complicado por la obsolescencia planificada por el capitalismo y por su costo de su mantenimiento.
En Japón optan por vender barato lo que no usan. Para eso se reúnen los domingos en alguna plaza. Los japoneses se obsesionan por la supervivencia. Su tierra tiembla; pasan su vida en islas volcánicas, amenazados por terremotos, tifones, nevadas y diluvios. Japón -una isla que carece de materias primas y donde sólo un 25% de su suelo es apto para el cultivo – se convirtió, sin embargo en una fábrica flotante que abastece al mundo-. Acostumbrados a la privación y a las calamidades de la guerra, construyeron chozas con fragmentos de hierro, cartón y madera. Aceptaron su mala suerte y trabajaron ingeniosamente con cascotes y pedazos de metal extraído de las ruinas provocadas por los bombardeos.
El profesor Masaru Kitano, de la Universidad Meije de Japón afirma que el desarrollo económico y el crecimiento demográfico están llevando al agotamiento del planeta. Sugiere principios para evitarlo: no explotar los recursos a mayor velocidad que la de su regeneración, proteger la biodiversidad y el ciclo natural, no producir elementos por encima de su capacidad de descomposición, evitar el mal uso y la distribución no equitativa de los recursos entre países ricos y más pobres.
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