Son consideradas el botín de la política por excelencia. Las legislaturas provinciales, en su mayoría nutridas de presupuestos suculentos, constituyen reductos inexpugnables y millonarios, de los que sacan tajadas oficialistas y opositores por igual. Lejos de agitar las banderas de reducir el gasto público, mantienen en alza sus presupuestos, a tal punto que, en la actualidad, el gasto por legislador provincial es de casi $25 millones anuales. Poco más de $2 millones por mes.
Un informe elaborado por la Fundación Libertad y publicado por La Nación, reveló los datos sobre la base de los presupuestos provinciales de 2018. El dato más llamativo vino de la mano de Legislatura de Tucumán, que se encuentra en la cúspide del ranking en cuanto a gasto por representante se refiere. De hecho el informe destacó que nuestra provincia tiene un presupuesto anual superior al del Parlamento de Cataluña, cuyo presupuesto es el más alto de los 17 órganos legislativos autonómicos de España.
"El presupuesto del Parlamento de Cataluña es de aproximadamente 52 millones de euros, lo que equivale a unos $1640 millones. El presupuesto de la Legislatura de Tucumán es, este año, $2659 millones, un 60% superior a la catalana, teniendo cinco veces menos población", destaca el informe de la Fundación Libertad, una entidad privada sin fines de lucro, con sede en Rosario, que desde hace ya 30 años trabaja en la investigación y difusión de temas de políticas públicas.
El informe coloca a la Legislatura de Tucumán en la cima del podio del gasto por legislador: con 49 miembros (es un cuerpo unicameral), cada uno de ellos le insume $54,2 millones anuales a la provincia, es decir, $4,5 millones por mes. Esto no significa que sea este monto lo que cobra el legislador como dieta mensual, lejos de eso: según un relevamiento, llevado a cabo por el mismo diario que publica el informe, en abril pasado en todas las legislaturas del país, el ingreso mensual de un legislador provincial de Tucumán es de $55.000. Uno de los más bajos del país.
Este contraste demuestra que los presupuestos de las legislaturas provinciales sirven, en realidad, para solventar una gigantesca estructura política de la que todos, oficialistas y opositores, se aprovechan. Según el informe de la Fundación Libertad, la mayor parte del gasto del Poder Legislativo en las provincias se destina a personal, incluyendo no solo los sueldos de los legisladores, sino sobre todo los de los empleados permanentes y transitorios que allí trabajan. Como se sabe, los nombramientos políticos constituyen el botín más preciado de los partidos.
Segunda en el ranking detrás de Tucumán figura la Legislatura de la Capital: con un presupuesto de $3251 millones para este año, cada uno de sus 60 legisladores insume $54,1 millones anuales. Lo llamativo de este caso fue el aumento que tuvo el presupuesto porteño este año: según un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), subió un 56% respecto de 2017.
En el tercer lugar figura la Legislatura de Buenos Aires: con un presupuesto anual de $6828 millones (el más alto del país), cada uno de sus 138 miembros insume $49,4 millones anuales, poco más de $4 millones por mes. Semejante gasto obedece, en parte, a las prerrogativas que tienen los legisladores: cada uno de ellos cuenta, de base, con cerca de medio millón de pesos mensuales para contratar asesores, una cifra que puede llegar hasta casi $800.000 en caso de que presidan comisiones o integren varias vocalías al mismo tiempo.
En contrapartida, las provincias que menos gastan en sus legislaturas son La Rioja y Santiago del Estero, en ese orden, con presupuestos de $114,8 millones y $130 millones. En ambas provincias, el gasto anual por legislador es de $3,2 millones.
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