Profunda crisis económica: ¿cuánto les aumentó "vivir" a los tucumanos durante el último año?

La inflación no detiene su marcha, así es necesario saber cómo se movieron las principales categorías e ingresos de una familia tipo en un año con crisis de punta a punta.

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El presente económico de la República Argentina pasa por un momento de suma delicadez. Esta situación que se generó a mediados del año pasado volvió a explotar luego del resultado de las elecciones Primarias y la victoria de Alberto Fernández. En este contexto, agosto no sólo se caracterizó por ser "negro" en materia financiera, sino que también tuvo repercusión negativa en la economía real, con un impacto en la actividad económica y en la inflación que según los economistas habría rondado entre 4,5% y 5%.

Pero antes de hablar de los precios, conviene saber qué pasó con los sueldos. Según el Ministerio de Producción y Trabajo, el salario promedio registrado hoy es de unos $ 44.300, frente a $ 31.239 del año pasado, un 42% de aumento; y el mínimo vital y móvil de $12.500, y se lo elevó en forma unilateral por falta de consenso entre trabajadores y empresarios en 35%, a $ 16.875 desde octubre próximo. Una vez develada esta información, se puede saber cuánto gastaba una familia para vivir por mes el año pasado y cuánto debe desembolsar hoy.

Así vemos que el rubro alimentos fue uno cuyos precios más se incrementaron respecto de agosto del año pasado tras la devaluación. Para citar algunos ejemplos –relevados por Focus Market–, el litro de leche subió de $26,9 a $53,4; el litro de aceite pasó de $61,5 a $87,2; el azúcar subió de $21,9 a $33,6; el pan de molde, de $61,4 a $91,2; la manteca trepó de $46,2 a $83,3; y las pastas, de $23,5 a $28,5 (57,8%). Muchos alimentos subieron bastante más que el promedio del Índice de Precios al Consumidor (IPC).

Por su parte, el alquiler, mientras que en agosto del año pasado el promedio de un departamento de dos ambientes rondaba los $10.000, hoy ese número trepa a $ 15.708 mensuales, según datos de la plataforma Zonaprop.

En cuanto a las prepagas, durante el mes de agosto del 2018, el costo promedio de los planes de salud privados oscilaba entre $3.500 y $4.000 para una persona de edad mediana, mientras que para un matrimonio joven con dos hijos menores, en un plan sin reintegros, rondaba los $8.500. Hoy, en promedio, el costo de los planes para una persona de edad mediana rondan los $7.000 a $7.500, mientras que un matrimonio joven con dos hijos menores abona alrededor de $14.000 por mes.

A nivel general, si se mira el último IPC de julio, en el rubro indumentaria "Prendas de Vestir y Calzado" tuvo un aumento interanual de 43,8%. En la comparación regional los mayores incrementos se dieron en la Patagonia (59,6%) y en el Gran Buenos Aires (46 por ciento).

En el rubro de los combustibles, en agosto del año pasado, el litro de nafta súper costaba $29,60 y el de gasoil, $25,64. Este año, los valores se elevaron a $43,71 y $40,54, respectivamente. Hoy esos precios están congelados, según una medida que tomó el Gobierno después de perder las PASO, algo que provocó fuertes tensiones con las provincias petroleras y las empresas del sector.

Según cálculos oficiales, mientras que para un hogar que consume 300 kwh, la factura de energía eléctrica en agosto del año pasado oscilaba los $819, este año ese mismo hogar paga, en promedio, $1.182.

Con respecto al gas, y producto del diferimiento anunciado este año por las elecciones, mientras que en 2018 un hogar que consumía 79 metros cúbicos por mes pagaba, en promedio, $670, hoy abona $991. En el caso de la luz, el aumento fue del 44%, mientras que en gas, del 48%. Claro, en el último año no faltaron las quejas sobre aumentos puntuales en algunos hogares que superaban holgadamente esos promedios.

El resultado de precios que suben largamente por arriba del promedio de los precios de la economía, y con empresas que han visto recortado fuertemente sus márgenes de ganancia –porque los costos se aceleraron– ha sido la profundización de la recesión.

Sin embargo, a diferencia de otros años con crisis profundas en que el fenómeno provocaba una singular contracción del empleo y aumento fuerte de la tasa de desocupación, hasta ahora ha ajustado más por la vía de la pérdida de capacidad de compra de los trabajadores que por empleo.

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