El ministro Iguacel está en plena negociación con las empresas, que reclaman una recomposición de 27% por el efecto de la devaluación del peso y la suba del barril de petróleo. El Gobierno cree que no hay margen para mantener el anterior esquema de subas y que las petroleras deben resignar ganancias
En un contexto inflacionario adverso tras la súbita devaluación, los combustibles tendrán un nuevo ajuste en los próximos días. El último borrador en poder de Mauricio Macri da cuenta de un incremento del 3,5% promedio en las naftas, que se concretará en las primeras jornadas de julio.
Este aumento, que estaba pre-acordado entre Juan José Aranguren y las petroleras, fue confirmado en las últimas horas por el flamante ministro de Energía, Javier Iguacel. Al mismo tiempo, el funcionario rechazó el reclamo de las compañías que reclamaban un alza mayor en los surtidores.
Las empresas -con Shell, Axion e YPF a la cabeza- pretendían aplicar un reacomodamiento del 27%, según se pudo saber de fuentes cercanas a Casa Rosada.
"Buscaremos el menor impacto posible", asegura a este medio un miembro del equipo económico, en el marco de las negociaciones entre el ministro de Energía y las petroleras que transitan su fase inicial.
Un punto que va quedando claro es que no habrá un aumento tipo shock, tal como piden las empresas, ni subas mensuales sucesivas (del 3% de aquí al 2019), como en algún momento planteó el ex ministro Aranguren.
Las tratativas con las petroleras vienen siendo encabezadas por Iguacel, en coordinación con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. "Si se mantiene el rumbo alcista, no nos va a quedar otra que aumentar en el mercado interno los valores que pagan los consumidores finales", añade.
Desde que empezó el 2018, el litro de la súper en YPF se encareció 18%, cifra que se amplía al 23% si se toma como punto de partida el mes en que el Gobierno liberó el mercado de combustibles (octubre 2017).
Esta medida, a la luz de los resultados, hoy día es objetada por parte del Gabinete nacional, incluido el ministro Iguacel, al entender que no tuvo el timing correcto. Los funcionarios no lo van a admitir públicamente, pero le achacan a Aranguren su falta de visión política y económica para impulsar aquella desregulación.
En materia energética, el Ejecutivo está jugado a que este sector lidere las inversiones que necesita la Argentina para lograr un crecimiento sustentable. "El problema es la coyuntura", repiten desde el entorno del Presidente Macri.
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