Mientras industriales y funcionarios discuten sobre una merma en los altísimos tributos que piensan aplicarle a las bebidas azucaradas, apareció en escena un nuevo ministro de Salud, Adolfo Rubinstein que tiene entre sus metas terminar con la obesidad infantil, algo que parecería ser una gran noticia para todos, pero que hizo temblar a Tucumán.
El Ministro considera que el azúcar es el primer promotor de esta enfermedad que, según el médico graduado en la UBA, alcanzó los niveles de epidemia en la república Argentina. Esta declaración sorprendió a muchas personas en el país, porque mientras hablamos de llegar al “Hambre Cero” un ministro asegura que hay una epidemia de obesidad, algo que obligará al gobierno a ajustar un tanto su discurso o al flamante ministro a bajarle el tono a sus declaraciones.
“Tenemos el mayor consumo de bebidas azucaradas per cápita del mundo. Un chico de 12 años consume todo el azúcar que la generación anterior consumía a lo largo de toda la vida. Esto se relaciona con la obesidad, la diabetes, la enfermedad cardíaca y algunos tipos de cáncer”, aseguró el ministro en una entrevista con el matutino de mayor circulación nacional.
Pero lo que terminó de erizar el cabello de los industriales azucareros, fue cuando el funcionario sostuvo que la política fiscal de aumentar el precio de bebidas azucaradas era la mejor manera de bajar el consumo.
“Cuando sube el precio en bienes que no son primarios ni necesarios, disminuye el consumo. Pasa con el tabaco y con las bebidas azucaradas. Aumentás 10 por ciento el precio y se reduce entre 10 y 12% el consumo. Esto se ha hecho en México. Y ya se ve una reducción importante del consumo”, aseveró.
“En realidad hoy, hasta donde se está trabajando, es un impuesto ad valorem: un porcentaje del precio, que pasa del 8 al 17%. La otra política, que es más efectiva, es la que aplicó México, que es un peso por cada litro de azúcar. Cuánto más azúcar tiene la bebida, más impuesto paga. Desde el punto de vista sanitario es más efectivo, pero hay que empezar de alguna manera. Y es una excelente medida, un camino que comienza”, señaló Rubinstein y la declaración del galeno, y militante radical, dejó a varios industriales al borde del infarto. “Un médico por allí”, pediría Raúl Alfonsín, señalando a la provincia de Tucumán.
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