La muerte de una joven mientras practicaba parapente revolucionó a la provincia a nivel turístico, gubernamental, social y hasta mediático. Antes de que el debate se cerrara, el gobierno decidió prohibir la actividad hasta tanto “se garanticen las medidas de seguridad necesarias”, sin reparar que el responsable de que esas medidas se cumplan siempre fue el Estado.
El punto, es que a pocos minutos de la suspensión de los vuelos de parapente el administrador de la web del Ente de Turismo de la Provincia, sacó de inmediato de la pestaña donde figuran las actividades para realizar en Tucumán al, ahora, cuestionado deporte.
Lo extraño, es que pese la prohibición, la web de la municipalidad de Yerba Buena, sigue promocionando la actividad, se desconoce si se trata de un descuido de las administradores de la web o de una protesta contra una medida que perjudica gravemente al turismo en la provincia y la economía del municipio donde se realizan los despegues de los parapentes.
Mientras tanto se desconoce que está haciendo la provincia a fin de lograr garantizar la seguridad de quienes realizan este deporte. Hasta ahora nadie de las federaciones o de quienes se dedican a la práctica de este deporte fue convocado para asesorar al gobierno de las medidas de seguridad que son necesarias para la práctica de esta actividad.
Todo parece encaminarse, salvando las distancias, a ser un nuevo caso Paulina Lebbos que provocó que las discotecas cerrarán a las 4 de la mañana, afectando a la actividad nocturna, para preservar a los jóvenes y luego fue dejada sin efecto, sin que nadie tuviera conocimiento de cuáles fueron los resultados, buenos o malos, de haber aplicado esta prohibición.
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