El Observatorio Federal Urbano (OFU) del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la República Argentina realizó un trabajo de relevamiento y mapeo de información urbana perteneciente a 16 ciudades de todo el país, en las cuales habita el 50% de la población total de Argentina. Además del Gran Tucumán, las ciudades analizadas fueron Córdoba, Neuquén, Cipolletti, gran Posadas, gran Resistencia, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, gran Corrientes, San Salvador de Jujuy, Bariloche, Formosa, gran Paraná, Río Grande y CABA.
Como tendencias generales, los mismos evidenciaron un fuerte crecimiento de la superficie urbanizada (77%) en contraste con un crecimiento medio de la población (35%), lo cual determinó un descenso general en la densidad de población del 23% (Es decir que, predominantemente, el crecimiento de las ciudades se ha producido siguiendo un patrón en el cual éstas crecen mucho más en superficie que en población).
El caso de nuestra provincia es llamativo y notable en cuanto al crecimiento poblacional y superficie. De acuerdo al estudio, el Gran Tucumán incrementó un 119% su superficie desde 1991 a la fecha, del mismo modo la población creció un 60%. La problemática de la provincia viene de la mano de la densidad, dado a que este crecimiento le acompañó una disminución de la densidad poblacional sólo del 27%, siendo una de las 10 ciudades que menos disminución tuvo.
Del informe también se puede desglosar que el Gran Tucumán tuvo una notable variación de superficie (32%) y densidad (-18%) desde el 2001 al 2010, proceso que no fue acompañado desde ese año hasta la actualidad, dado que la variación de la superficie fue del 10% y de la densidad un 4%. La mayor variación de superficie (50%) se dio durante la década de 1991 al 2001, la cual fue acompañada por una notable variación de la población (38%).
Cabe destacar que los mapas infográficos que estudian el crecimiento poblacional y la expansión territorial poseen una alta relevancia en el campo de la planificación urbana pues permiten evidenciar las tendencias y los patrones del comportamiento de las ciudades, posibilitando comparar los diversos casos entre sí y a través el tiempo.
Los mismos permiten, además, calcular proyecciones tendenciales de consumo de suelo a fin de orientar las políticas territoriales al comportamiento real de la ciudad, así como evaluar la efectividad en el tiempo de las políticas urbanas implementadas, alertando sobre aquellos casos que puedan llegar a derivarse en consecuencias ambientales, sociales y económicas.
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