Aunque buena parte de la reforma impositiva que prepara el Gobierno es un misterio, en el sector de los combustibles ya saben lo que pidieron. Buscan una modificación en el impuesto a la transferencia a los combustibles (ITC), que grava alrededor del 24% del precio en la nafta súper y cerca de 25% en la “premium”.
La idea es que ese tributo no sea fijo, como sucede ahora, sino que pase a ser variable, atado a la cotización del barril de petróleo crudo.
El petróleo es el principal insumo de las refinadoras para elaborar combustibles. Desde el año próximo, el Gobierno desistirá de tener injerencia en ese mercado -ahora actúa como una suerte de veedor entre distintas partes-, con el objetivo de que sea un mercado libre, con mayor competencia.
En ese sentido, los precios “libres” dependerán de a cuánto podrá comprar las refinadoras los barriles de petróleo. El petróleo suele tener fuertes oscilaciones: en 2008, cada barril llegó a un “pico” de US$ 150, mientras que ahora está a un tercio de eso (menos de US$ 50).
En el Ministerio de Energía le pidieron a Hacienda que el ITC sea variable y actúe como amortiguador. Esto quiere decir que el impuesto suba cuando el precio del petróleo crudo baja, mientras que el tributo descienda cuando el crudo registra un alza.
La idea es un sistema de “bandas” para el ITC. De esa forma, el impuesto sería por un porcentaje variable y ajustable, al menos en el escenario que estiman las petroleras.
El “impuesto a la transferencia de combustibles” (ITC) se hizo famoso por una postergación que hizo Oil Combustibles, la firma de Cristóbal López. La petrolera del zar del juego difirió pagos del ITC por casi $ 8.000 millones, generando una disputa judicial con la AFIP, que reclama cobrarlo.
El modelo de “bandas”, que compensa sobre subas y bajas, se utilizó en Chile. Pero ese país es importador neto, mientras que Argentina posee producción propia.
En la nafta, el 13% del precio está explicado en el IVA, mientras que el Fondo Hídrico representa un 2% del importe en los surtidores. A eso hay que agregarle los Ingresos Brutos que cobran los provincias, que promedian el 3%. La carga tributaria sobre este combustible es del 42%. Se trata de una carga elevada, similar a la de Brasil y los países europeos.
Los ejemplos que se utilizan para señalar que la nafta argentina está cara (US$ 1,15) en relación al resto de los países es injusta, según las petroleras. Las compañías dicen que en Estados Unidos los impuestos son un tercio o menos de los locales. También explican que los tributos son inferiores en otros territorios latinoamericanos importadores de petróleo.
Los tributos conforman entre un 36% y 37% del precio del gasoil. Allí, el ITC posee una menor incidencia: es solo el 8%. El IVA talla en un 14% del valor de ese combustible en las estaciones, mientras que un impuesto específico para el gasoil se queda con un 12% de lo que pagan los consumidores. Ingresos Brutos, al igual que en naftas, es un 3%.
En Estados Unidos, cada litro se despacha a menos de US$ 0,70, pero su carga impositiva es del 19%. A medida que el peso fiscal se incrementa, es mayor el impacto en los bolsillos. España, con 52% de impuestos, cobra US$ 1,42 por litro, mientras que Reino Unido -con 62% de tributos- despachan US$ 1,52 por ese producto.
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