El préstamo, según informó la compañía a la Comisión Nacional de Valores (CNV), no provino del mercado, sino de una línea sindicada ofrecida por su “grupo de control”. Esta inyección de capital tendrá una duración inicial de seis meses, con posibilidad de renovaciones automáticas por períodos similares, hasta alcanzar un plazo máximo de 48 meses.
Uno de los puntos destacados del acuerdo es la posibilidad de que los prestamistas capitalicen el monto prestado, convirtiéndolo en acciones ordinarias clase B o preferidas. El precio de conversión se calculará a partir del promedio de cotización de los diez días hábiles anteriores al desembolso.
En caso de no optar por la conversión, el reembolso se realizará en un único pago, en dólares estadounidenses, al finalizar el plazo acordado. La tasa de interés será la mayor entre un valor fijo nominal anual del 9,5% o una tasa variable compuesta por el índice SOFR más un margen de 520 puntos básicos, con capitalización semestral.
Este movimiento financiero se produce en un momento estratégico para San Miguel, que enfrenta importantes compromisos de deuda en el corto plazo.
Fundada en 1954 y controlada por las familias Miguens Bemberg y Otero Monsegur, San Miguel ha evolucionado de ser una productora local de limones a convertirse en un actor internacional del sector citrícola. La compañía tiene presencia en Uruguay y Sudáfrica, y recientemente avanzó en su reconversión productiva con nuevas plantas de procesamiento de limón en ambos países.
Según detalló el diario La Nación, este préstamo marca un paso importante en el proceso de reestructuración y transformación del negocio que San Miguel viene desarrollando en los últimos años, luego de su salida de la producción de fruta fresca en Perú y Sudáfrica
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