La escalada del dólar, que parece imparable desde fines de junio, está cerca de borrar por completo el beneficio que obtuvieron las petroleras en los primeros días de este mes, cuando se les habilitó un aumento para todo el tercer trimestre de 7,2% en los precios de las naftas y de 6% en los del gasoil. Es que el billete norteamericano cerró la semana pasada a $ 18,01 en el mercado minorista y está un 6,7% por encima de la cotización que se utilizó para ajustar los combustibles ($ 16,88).
De esta manera, si se mantiene la tendencia alcista y el petróleo crudo también empieza a repuntar levemente vuelve a rondar los u$s 50 por barril, la devaluación del peso anuncia una nueva y fuerte suba de los combustibles para octubre, cuando deberían actualizarse los precios por última vez en 2017 si efectivamente se cumple el acuerdo pactado con el Gobierno, dado que un incremento a 20 días de las elecciones legislativas puede resultar contraproducente para las aspiraciones de Cambiemos.
Fuentes del Ministerio de Energía descartaron que los combustibles puedan volver a subir antes de octubre. "Todo se mantiene como está, hay algo firmado y se respeta. Hay que esperar hasta el 30 de septiembre", aseguran. Otros, sin embargo, son más cautos. "Hay que ver si se puede aumentar tan cerca de las elecciones", plantean en privado. Lo cierto es que las petroleras harán todo lo posible para recuperar ingresos y poner al ministro Juan José Aranguren entre su espada y la pared de la Jefatura de Gabinete, que lleva adelante la campaña.
Con todo, lo que sí es seguro es que los combustibles volverán a subir una vez más en el año, ya sea en octubre o noviembre (no antes ni después) y que la variación de precios correrá en línea o por encima de la inflación en el país. Este año, las naftas aumentaron 15,7% (8% en enero, -0,1% en abril, 7,2% en julio) y el gasoil 11,5% (8% en enero, -2,6% en abril y 6% este mes).
A partir de 2018, se eliminará el barril criollo y las naftas seguirán los vaivenes del petróleo crudo a nivel internacional, en un retorno a la desregulación de los precios.
En la práctica, los movimientos en el tipo de cambio impactan en mayores costos para las petroleras, debido a que el intercambio comercial de petróleo crudo está dolarizado: deben desembolsar cada vez más pesos para comprar las mismas cantidades. Por otro lado, como en el resto de los sectores de la economía, también obtienen menos ingresos en dólares, ya que el precio de los combustibles se vuelve más barato en dólares, complica las finanzas de las firmas y activa reclamos hasta de los dueños de estaciones de servicio, que piden ajustar.
Según lo establecido en el Acuerdo para la transición a precios internacionales de la industria hidrocarburífera argentina, suscripto en enero, las naftas y el gasoil deben acompañar la evolución del dólar (casi exclusivamente; se toma en cuenta el valor de los últimos cinco días hábiles de cada trimestre), pero también el crudo internacional, los biocombustibles y la inflación. De continuar esta tendencia, si bien nadie lo puede saber con exactitud ahora, los precios en las estaciones de servicio tendrían que volver a incrementarse en un nivel al menos similar o superior al de este mes.
El presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha), Carlos Gold, aseguró: "El aumento del dólar no nos afecta ahora, porque el consumo interno depende más de otras variables. Pero nuestra rentabilidad quedó atrás, porque la inflación el año pasado fue mayor que la suba de naftas y este año no se recuperó".
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