Comenzó a cultivarse en el país hace 20 años, más que nada para generar exportaciones en contraestación hacia los países del hemisferio norte, grandes consumidores de una fruta que por estas tierras todavía no tiene una gran aceptación. Estamos hablando del arándano, cuyo consumo per cápita en la Argentina es de solo 0,068 kilogramos por año.
Se trata de un cultivo no tradicional en el país y cuya cosecha se hace 100% de forma manual, con alta incidencia de la mano de obra femenina. Las principales zonas de producción son Salta, Tucumán y Catamarca, en el noroeste; Corrientes y Entre Ríos, en el noreste, y Buenos Aires, en el área central. En total, todas estas zonas suman 2.774 hectáreas cultivadas.
Así, durante el 2019, la fruta tucumana volvió a dar alegría a los productores, no sólo porque se les abrieron las puertas de China para poder enviar el producto, sino también porque las exportaciones significaron ingresos por más de 21 millones de dólares a nuestra provincia. Según destacó el IDEP, los principales destinos internacionales de la fruta fina fueron los mercados de Estados Unidos, Países Bajos y España.
En Tucumán, el arándano representa una porción representativa de la producción provincial y se aproxima al 3% de las exportaciones totales de la provincia. Según datos de la Asociación de productores de arándanos de Tucumán (Aparatuc), la superficie destinada al cultivo de berries en la provincia se ubica en torno a las 1.500 hectáreas, con 1.026 hectáreas de arándanos (de acuerdo con un censo realizado en 2014), seguido por la frutilla (300 hectáreas) y una escasa superficie con zarzamora y frambuesa.
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