Débora y Diego son una pareja tucumana que se instaló en Buenos Aires para probar suerte y emprendieron un negocio de comida: “Las Nonas Ramona y Petrona”, ubicado en Tres Arroyos al 399, en el barrio de Villa Crespo.
La pareja tucumana comenzó a contratar personas mayores de 60 años como forma de afianzar el negocio y, además, ayudar a los jubilados, teniendo en cuenta el difícil momento que atraviesa el sector en nuestro país.
En un informe de Telenoche, a cargo del periodista Federico Seeber, contaron su historia. El objetivo del noble emprendimiento es mejorar la comida, el servicio y ayudar a los demás.
La decisión de contratar a personas mayores fue porque Débora y Diego percibían que trabajar con gente muy joven era un problema por lo poco que duraban en sus puestos. Al poco tiempo se iban y quedaban colgados. Por eso, decidieron apostar contratando a personas de mayor edad.
Los dueños valoraron el compromiso y las ganas de salir adelante que tienen las personas mayores y el valor que le dan a la palabra empeñada.
El menú de “Las Nonas” es tradicional, sigue la línea marcada por las históricas recetas de las abuelas de Débora. La receta de las empanadas viene de Petrona (no la histórica cocinera televisiva) y la de las pastas viene de su otra abuela Ramona. En la pizarra que se renueva cada día también se puede encontrar: Arroz con pollo, milanesas, ñoquis caseros, ravioles con estofados. Y los precios, todos son populares para hacerle frente a los tiempos que corren, iniciaron en el informe de Telenoche.
El periodista Federico Seeber destacó que “esta es una historia fenomenal, que tiene que ver con quien toma la decisión, la pareja de Débora y Diego, tucumanos ellos, que vinieron a la gran ciudad a ver qué podían hacer. Un día armaron un negocio que empezó con empanadas y se encontraron con esta idea de ¿por qué no empezamos a contratar a mayores de 60? ¿Por qué tenemos que pensar que es gente descartable?”.
Por su parte, Débora explicó que “es un desafío para ellos, y por eso toman el compromiso y lo cumplen mejor que muchos menores de 30. Porque tienen responsabilidad, mucho respeto y honestidad y, a pesar de su edad, ganas de salir adelante”, destacó la dueña del restaurante.
En el informe podemos observar a Mónica, una de las jubiladas que atiende en el local: “A las 4:30 ya tomo un colectivo para poder llegar acá desde González Catán. Tengo dos horas de viaje para venir y tres horas cuando me voy”, cuenta la empleada del restaurante. También trabaja Lola quien destacó que en el restaurante “trabajan como una familia, de verdad, porque si ella no puede hacer algo, lo hago yo, o si hay que lavar las ollas, lo hace cualquiera”.
Por último, Diego contó que cuando se quedó sin trabajo y Débora estaba embarazada, ella le propuso que vendan empanadas: “Nos fuimos a llevar una muestrita a cada restaurante, a cada lugar de comida, y nos empezaron a pedir. Y ahí empezamos también a hacer las pastas, las dos con recetas de las abuelas Petrona y Ramona”, para luego mostrar que el lugar se llama “Las nonas, Petrona y Ramona”, en homenaje a las creadoras de las recetas.
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