Ha sido un año de turbulencias para Aerolíneas Argentinas; la empresa navegó un 2016 entre cambios de gestión, la sombra de la privatización, el déficit financiero y un primer balance que recibía deudas por compras la anterior gestión.
Es en este vuelo complicado que la aerolínea de bandera supo sostenerse y planea continuar creciendo pese al fantasma de la llegada de las low cost y de la quita de subsidios por parte del Estado.
"La realidad es que no hay plata, el presupuesto del Gobierno es limitado y tienen que ver dónde están las prioridades y cómo hace para atender todas las necesidades. Esta empresa venía con un nivel de subsidios promedio de US$ 600 millones en los últimos años y no es sostenible mantener ese nivel de subsidios durante tanto tiempo", comenta Isela.
En su afán de disminuir el subsidio por parte del Estado Nacional, sostuvo que "nunca se trabajó tanto" en buscar cuáles eran las deficiencias de la empresa y así ponerse objetivos e ir mejorando en las distintas áreas para intentar lograr el equilibrio.
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