En un contexto global donde la sustentabilidad energética se vuelve urgente, Tucumán reafirma su liderazgo con una apuesta concreta: el bioetanol como motor de cambio económico, ambiental y tecnológico.
La provincia fue sede de una cumbre estratégica en la que referentes del sector agroindustrial y automotriz coincidieron en que Argentina tiene todo para ampliar el uso del bioetanol: infraestructura, producción de caña y maíz, y capacidad instalada suficiente. “Podemos aumentar el corte obligatorio del 12% actual al 15%, 20% o incluso al 25% sin inversiones adicionales. Solo falta decisión política”, fue uno de los mensajes más repetidos durante el evento.
Ese salto permitiría reducir emisiones, generar empleo, agregar valor a la producción primaria y fortalecer las economías regionales. Pero el debate fue más allá: desde la industria automotriz se propuso convertir al Mercosur en proveedor global de vehículos Flex, adaptados para funcionar con etanol en mayores proporciones, frente a la transición eléctrica que aún no logra resolver desafíos como las baterías y la infraestructura de carga.
Incluso se mencionó el uso de bioetanol como fuente para electrificación sustentable en el agro, permitiendo que los productores diversifiquen sus ingresos sin competir con la producción de alimentos.
Como ejemplo exitoso, se destacó el modelo brasileño: el 64% de su caña de azúcar se destina a la producción de etanol y solo el 36% a azúcar. Un rumbo claro hacia un modelo energético limpio, regional y con potencial global.
Con este tipo de iniciativas, Tucumán refuerza su perfil innovador, impulsa la agroindustria local y posiciona al bioetanol como una herramienta clave para el desarrollo económico con equilibrio ambiental en el NOA y el Mercosur.
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